Disfruto corrigiendo mis proyectos, es una realidad.
Sentarme frente a lo escrito, cuestionarme hasta dónde he llegado y por qué lo he hecho como lo he hecho. Darme cuenta de las soluciones que he ido empleando por el camino para llegar a mi meta comunicativa. Ver esas erratas frutos de las prisas por seguir escribiendo más. Sorprenderme por la figura que haya creado, por la musicalidad, por la imagen que evoco.
Podrá ser lo frustrante que sea en ciertos casos, pero la verdad es que disfruto muchísimo este proceso. Aunque tarde lo que tarde y aunque le acabe dando mil vueltas a un mismo párrafo o a una palabra porque no me encaje. Me da igual si descubro que toca reescribir alguna parte, lo hago con el gusto de saber exactamente qué es lo que falla y cómo quiero corregirlo.
Corregir me da perspectiva, me hace tomarle el pulso al proyecto, sentirlo más y más vivo. Poder ver sus entresijos, repasarlos y mejorarlos, eso hace tan especial esta parte de la escritura. Me hace mejorar conforme exploro todas las posibilidades que me ofrece el texto.
Algo en lo que he estado esta semana trabajando, por cierto:
Lectura de la semana
Algo de avance, aunque poca cosa. Esta semana he retomado A writer’s diary, los fragmentos del diario de Virginia Woolf dedicados a su faceta de escritora. Este es el típico libro que me tiene que pillar bien despejada para leer porque quiero empaparme de él y subrayarlo y disfrutarlo, por lo que encontrar su momento se me complica un poco. Pero bueno, sigo con la lectura.
Después de este libro no tengo ni idea de qué leeré. Acepto sugerencias.
Música inspiradora
Fácil, muy fácil elegir la música de esta semana. El viernes pasado mi amiga Laura y yo estuvimos viendo en directo a Hora Zulú y disfrutamos muchísimo. Esta entrega solo podía escribirse con su música de fondo.
Cómo no iba a darlo todo cantando Andaluz de nacimiento en el concierto… Es que era imposible no hacerlo.
Gracias por la suscripción y la lectura. Nos leemos la próxima semana.